“Why do you go away? So that you can come back. So that you can see the place you came from with new eyes and extra colors.
And the people there see you differently, too. Coming back to where you started is not the same as never leaving.”

Singapore Skyline

Singapore Skyline

martes, 17 de febrero de 2015

Happy Goat Chinese New Year!


Resulta raro que, recién llegada, te anuncien que el próximo miércoles es el equivalente al 31 de diciembre occidental, lo que a su vez suponen dos días de vacaciones para la nochevieja china del 16 y el día de año nuevo del 17 de febrero, perfectos para descubrir la ciudad.



El año nuevo chino cae en el día de la luna nueva más próximo al día equidistante entre el solsticio de invierno (冬至,Dōng zhì, entre el 21 y el 23 de diciembre) y el equinoccio de primavera (春分,Chūn fēn, entre el 20 y el 21 de marzo) del hemisferio norte
Así pues, la fecha exacta varía cada año, pues corresponde a dicha luna nueva más cercana al lichun (立春, lìchūn, que significa "comienzo de la primavera").
Y el rojo ha inundado la ciudad. Color que ahuyenta a los Nian, (esas bestias marinas que parecen dragones - serpiente) y es a su vez un buen augurio de prosperidad. Peces rojos y dorados presiden las entradas de las casas, pues el carácter pez, yu 鱼 , es homófono del carácter chino que representa abundancia. 




Creo que ya no es necesario precisar más que, en estas latitudes, la felicidad que trae el nuevo año se traduce en prosperidad o riqueza, y este año la trae la cabra. Y efigies de cabras rojas se alzan en cada esquina, peluches de cabra, rojos, se venden por doquier y dibujos de cabras, rojos, rodeadas de monedas, doradas, se han dejado ver en carteles, posters y anuncios publicitarios. 

Rojo y dorado embriagan los sentidos. Solo el azul (y blanco nuboso) del cielo pueden apaciguar la vista.

Y dicha cabra será recibida con la pomposidad que se merece. Todo barrio (en especial chino) que se precie contará con dicha alegoría y la ciudad de las luces iluminará aún con más fervor sus fuentes y los fuegos artificiales corroborán este Goat Year!



lunes, 16 de febrero de 2015

Fist week, first impressions!



Dir
ía que todo y nada ha cambiado. Supongo que una semana no es mucho para medir los efectos de un cambio de continente. De gran ciudad a ciudad-estado. 



Singapur tiene unos 5,5 millones de habitantes y su superficie es aproximadamente la mitad que la de Île-de-France. 

Unos millones de personas que por el momento no parecen tantos, y sorprendentemente el metro en hora punta es mucho más humano y relajado que París (admito que eso tampoco es muy difícil de conseguir).


Los enormes rascacielos que se alzan imperiosos hacia el firmamento contrastan con las pequeñas casas de colores de estilo colonial que se encuentran repartidas por toda la ciudad, especialmente por la zona de Tanjong Pagar y Arab Street.

Todo tipo de templos se incrustan en la ciudad, marcando bien la tradición y el pasado en medio de un futuro que aquí, en Singapur, crece a un ritmo trepidante.


Mientras recorría la ciudad (y la web) buscando pisos, me topé con la National Library, la cual no escatima esfuerzos en organizar cursos y eventos de todo tipo; desde talleres para curtir el cuero, para aprender a tocar el djembé y, perfect timing! también para aprender a utilizar una cámara de lomography, cuyo potencial ha permanecido latente en mi poder... hasta ahora.

Y como toda urbe bullente de actividad, la vida nocturna no es ninguna actividad desdeñable. Además de los clásicos rooftops, mi bienvenida a la ciudad fue una serie de conciertos "underground" en el segundo piso de un bloque de edificios cerca de Henderson road.


Mención especial al grupo Lazy Habits, por su energía, su talento y por saber ganarse a la sala a la primera canción, Event Out.


Si algo ha cambiado, y mucho, es el clima. Sol y calor tolerable, y sobre todo agradable, en el exterior; fresco aire acondicionado en el interior, sin duda lo opuesto a París y a Europa en general en estos momentos! 

Pero, sobre todo, disfrutar del verano en febrero, para qué nos vamos a engañar, tiene su encanto :)




martes, 10 de febrero de 2015

Finally!


Finalemente es la palabra que se me vino a la cabeza cuando por fin aterricé aquí. Y es que no es un secreto que llevo buscando una aventura asiática desde hace ya más de un año...

Porque como buen passenger, necesitaba cargarse las pilas de un poco de adrenalina, del reto de trasladar la rutina a un lejano continente.

Y así salir de París un domingo por la mañana y despertar un lunes de madrugada en Asia. Entre pagodas, casas de colores estilo colonial y rascacielos.


Un vuelo reconfortante tras el frenesí de las últimas semanas en París. No sé si fue la siesta de seis o siete horas o el hecho de aterrizar en el verano, pues a las 11 am ya estaba en la oficina saludando, abriendo el correo y descubriendo lo que me esperaba.

Una mezcla de colores entre lo moderno y lo antiguo, aunando culturas y religiones, razas y costumbres en una sola ciudad.



Y así despertarme cada mañana, caminando hacia el nuevo bureau, con los pajarillos habitantes entre las pequeñas casas de colores de Duxton Hill, cerca y lejos al mismo tiempo del mundanal ruido de avenidas y rascacielos.

“Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo; todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos como tal”.