“Why do you go away? So that you can come back. So that you can see the place you came from with new eyes and extra colors.
And the people there see you differently, too. Coming back to where you started is not the same as never leaving.”

Singapore Skyline

Singapore Skyline

lunes, 16 de mayo de 2016

One chord out of the two strings




"How shall I hold my soul so it does not
touch on yours. How shall I lift it
over you to other things?
Ah, willingly I’d store it away 
with some lost thing in the dark, 
in some strange still place, that 
does not tremble when your depths tremble. 
But all that touches us, you and me, 
takes us, together, like the stroke of a bow, 
that draws one chord out of the two strings. 
On what instrument are we strung? 
And what artist has us in their hand? 
O sweet song." 

Rilke

El sonido de la armonía de dos almas entrelazadas, no hay canción más dulce ni notas más anheladas. Todos tenemos un corazón que late, libre, que a veces se desacompasa y se desajusta, pero nunca se para... en fin, nunca pensamos que vaya a pararse. Es más, tendemos a olvidar que llegará ese momento de frío y desamparado silencio, sobre todo ahora que el corazón se desboca en el pecho.

La cuerda del instrumento, la arteria que tensa el arco que dispara la vida entre las venas. La levedad del bombeo cuando se sabe que el tiro ha sido certero. La melodía se expande y el alma vibra, resuena y amplifica cada nota, la contrae en su membrana, la inspira y la devuelve al aire que la transporta allende los mares, donde nadie puede tocarla, y, sin embargo, se tocan.

Nada se sabe del artista, del músico que suavizó las aristas y esbozó desde la nada los acordes de una sonrisa. Pudo ser capricho del destino, o del mismo universo que tras la gran explosión y la consecuente expansión del espacio se empeña en atraer esos pedacitos de materia que se perdieron en el cielo. Algún cielo.

Ah, la dulce canción de unos versos venidos desde Bohemia hasta Asia a través del tiempo.


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